Azúcar, el veneno de cada día

 Extracto del libro "Sugar Blues" de William Dufty donde cuenta la verdad sobre el azúcar,como empezó,cómo lo impusieron como algo normal en la alimentación.... y lo perjudicial que es para nuestro organismo, causando infinidad de enfermedades...al igual que la sacarina,fructosa.....

 

Cuando los fabricantes de ketchup y envasadores de maíz visitaron la Casa Blanca, el
presidente Teddy Roosevelt escuchó sus ruegos angustiados. Luego convocó a su secretario de
Agricultura y al doctor Wiley para que escucharan estas quejas. Tras el compungido recitado de
las restricciones que entorpecían sus actividades lucrativas, el presidente se dirigió a su
secretario de Agricultura para decirle: “¿Cuál es su opinión sobre la idoneidad de su jefe de Oficina
para hacer cumplir las leyes?” (No existen cintas magnetofónicas presidenciales de este encuentro,
sólo las notas de Wiley, y por fortuna la Historia las tiene).
El secretario contestó que la ley era la ley. Las substancias que se añaden a los alimentos por
cualquier propósito y que son perjudiciales a la salud deben ser prohibidas. “El doctor Wiley ha
realizado amplias investigaciones suministrando alimentos benzoados a jóvenes saludables y, en todos los
casos, encontró que la salud de estos jóvenes desmejoraba”.
Entonces Teddy se volvió a Wiley y le preguntó su parecer.
“Señor Presidente —replicó Wiley —. No lo creo, sino que sé gracias a pacientes experimentos, que el
benzoato de soda, o ácido benzoico añadido a los alimentos para humanos es perjudicial para la salud”.
El presidente golpeó la mesa con su puño y dijo a sus importantes visitantes: “Esta substancia
que Uds. usan es perjudicial para la salud y no deberán usarla más “
Podría parecer que quedaba zanjada la cuestión. Pero uno de los emisarios — quizás el más
prestigioso — era una importante figura política, un hombre a punto de ser elegido como
vicepresidente de los Estados Unidos para reemplazar a Roosevelt (que había accedido a la
presidencia tras el asesinato de McKinley). James S. Sherman era muy bien considerado en los
concejos del partido Republicano, aunque este día estaba representando a su propia firma,
Sherman Brothers de Nueva York.
“Señor Presidente — empezó —,hay otro asunto del que le hablamos ayer y que no está incluido en lo
que termina de decir sobre la utilización del benzoato. Me refiero al uso de sacarina en los alimentos. Mi
firma se ahorró 4.000 dólares el año pasado endulzando el maíz enlatado con sacarina en lugar de azúcar.
Queremos su decisión sobre esta cuestión”.
El doctor Wiley no era un político. Todos los demás lo eran. No era íntimo del presidente como
los demás. Si alguna vez hubiese tomado café o té con el presidente, quizás sabría lo que
conocían los demás. Se metió en una trampa. Violando el protocolo presidencial, en lugar de
esperar a que el presidente le preguntase su punto de vista, se encolerizó tanto con esta
apelación descaradamente política, que dijo:
X. Cógidos de Ética
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“Todos los que han comido ese maíz dulce, han sido engañados — declaró Wiley —. Creían que comían
azúcar, cuando en realidad comían alquitrán de carbón, desprovisto totalmente de cualquier valor
alimenticio y extremadamente perjudicial para la salud”.
Como Wiley recordaría más tarde, el presidente cambió bruscamente de doctor Jekyll a Hyde.
Volviéndose enfadado hacia Wiley, dijo:
— “¿Me está diciendo que la sacarina es perjudicial para la salud?”
— “Sí señor presidente — dijo Wiley —,esto es lo que le digo”.
— “El doctor Rixey me da sacarina cada día” — replicó el presidente.
— “Señor Presidente, probablemente este doctor cree que usted está amenazado de diabetes” — le dijo
Wiley.
— “Cualquiera que diga que la sacarina es perjudicial para la salud es un idiota”.
El presidente estaba enfadado. Se puso fin al encuentro.
Wiley nunca más volvió a ver al presidente. El doctor Wiley data el desmantelamiento de las
leyes para controlar alimentos y drogas en el incidente de ese día en la sala del gabinete de la
Casa Blanca, durante el primer año de efectividad de la ley. (*)
Teddy Roosevelt había sido un joven enfermizo y debilucho. Sobreponiéndose a estas
limitaciones físicas, se convirtió en un cruzado comisario de Policía de Nueva York, un rudo
guerrero, un auténtico héroe norteamericano. La insuficiencia de glucosa en la sangre no se
llamaba aún oficialmente hipoglicemia. Los médicos que tenían pacientes potencialmente
diabéticos acostumbraban recetar sacarina en lugar de azúcar. Wiley no sabía que el presidente
podía ser uno de estos pacientes. Uno puede estar seguro de que los cabilderos alimentarios, en
especial el hombre a punto de ser nombrado vicepresidente, estaban mejor informados que el
jefe de la Oficina de Química

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